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El oro blanco es la compañía perfecta para los diamantes, puesto que le otorga un finalizado plateado y fresco al diseño de su anillo, ayudando a acentuar el brillo de las gemas. Dado su clásico atractivo, este metal precioso es una de las opciones más populares para anillos de eternidad.
Los metales de color blanco se suelen elegir para anillos de eternidad, pues son tanto versátiles como ideales para ser emparejados con diamantes. El brillo reflectante del oro blanco proyecta una luz que ayuda a ampliar el brillo y esplendor de su anillo.
El oro puro es por naturaleza blanco y bastante suave, lo cual significa que se dobla y se mella con facilidad. Para fortalecer el metal y obtener un color blanco, se han de añadir otros metales como el paladio o la plata como aleaciones. Nuestro oro blanco de 18 kilates usado para hacer anillos de eternidad contiene un 75% de oro puro, lo cual crea un equilibrio perfecto entre calidad, color y dureza.
Para conseguir ese finalizado blanco tan reflectivo, los anillos de oro blanco se recubren con un metal raro llamado rodio. Dependiendo del uso que se le de al anillo, el chapado del rodio se puede desgastar tras uno o dos años y así revelar un cierto matiz amarillo. A la mayoría no les importa esto, pues le da al anillo un aspecto vintage. De todas maneras, puede traernos su anillo para que nuestros expertos joyeros lo vuelvan a chapar y restauren así su color original.
El frescor de la blancura del color de este metal precioso complementa todas las tonalidades de piel, sea esta una piel de tonos más cálidos o más fríos. Con su color, similar al del platino, el oro blanco también es una de las opciones más asequibles cuando se trata de metales blancos, pues pesa menos.
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